domingo, 28 de octubre de 2012

Encontrar al león


                                                “¿Cómo puedes encontrar a un león que te ha devorado?”
                                                                                                  Carl G. Jung


La vida es breve, la vida del humano, como un abrir y cerrar de ojos. Y muchos, quisiéramos poder vivirla de la mejor manera. Ante esta perspectiva, parece, se abre un abanico de posibilidades, así parece, y ante todo las opciones que nos plantean son externas, fuera del ser, fuera del individuo: una carrera, un título, un puesto, bienes muebles, inmuebles, pertenecer a cierta religión porque es la mejor, a cierto partido porque es el mejor, poseer, y todo un sistema puesto en marcha para vivir de la mejor manera: satisfaciendo tus instintos primarios: sexo, poder y dinero. Con sorpresa escuchaba parte de un discurso de, no tengo la certeza así que pido disculpas si no son los personajes a quien refiero pero si cierto el contenido, la directora de la universidad de la ciudad de México a los egresados o estudiantes del plantel, en la que los conminaba a poder ser extraordinarios profesionistas para lograr “el éxito y ser productivos; que les permita desarrollarse y ser plenos”. Esta fórmula parece, y así lo demuestra nuestras circunstancias actuales, no está dando resultados, pues la colectividad se forma por el número de sus individuos. Y ninguna autoridad parece, está dispuesta a cambiar la fórmula de “éxito” de seguir fabricando hombres y mujeres que resulten más aceptables al sistema; en lugar de poner al alcance las herramientas que permitan a los hombres y mujeres desarrollar su espontaneidad y personalidad, ser íntegros, ser, y al fin libres. Así que muchos de nosotros que deseamos “el otro éxito” de desarrollarnos en nuestra integridad y no seguir traicionando nuestro ser, me refiero: nosotros los jóvenes. Porque somos nosotros, con nuestro ejemplo de vida, que de alcanzar nuestra plenitud dependen la de los que nos suceden. Y me refiero aquellos sin afiliación ni lucro o beneficio tangible: entre política, medios de comunicación y empresas veo hoy a muchos jóvenes atrapados, empantanados, luchando contra esos molinos de viento, tierra fértil, la juventud, porque es el momento de ímpetu, de querer pertenecer, de estar en búsqueda de no saber claro que, pero en búsqueda de algo. De estar ahí sin querer, de estar porque lo contrario sería ser expulsado del gueto, la comunidad, los “mejores amigos”, de ser “antipatriota” o en el último de los casos no ser nada, te dicen. Y preferible cualquier cosa a seguir viviendo el rechazo, cuando aún están frescas las memorias de ese rechazo desde el nacimiento, según el subconsciente el rechazo del vientre de la madre. Alice Miller en su ensayo El Drama del Niño Dotado hace referencia al hecho de dedicarnos a fabricar una personalidad que resulte más aceptable para nuestros padres, traicionando a nuestro ser pero agrega que “no debemos culparnos por ello ya que tampoco hubiéramos podido hacer otra cosa”. De niños, claro. Pero no es necesario esperar hasta una edad avanzada para corregir el rumbo, librar las ataduras, y antes que la aprobación de los demás, aceptarse uno mismo. Estar a gusto con uno mismo. Tengo por seguro que si a cada uno le dieran un cuadro y unos colores, habría tantas pinturas como humanos ¿entonces por qué insisten que el cuadro que debo pintar debe ser igual que el de fulano o zutano? De ninguna manera, ni mi intención es, señalar cuál es el camino. Mi único deseo es que puedas hacer un alto en el camino si es tu caso, y reflexionar. ¿Cuándo empezaré por reconocer mis propios molinos de viento que llevo dentro? Yo prefiero ser un hombre completo antes que una persona buena. 

Elan Aguilar.

                                    

             Mozart - Requiem For A Dream (remix)