martes, 3 de julio de 2012

Twitter degrada obediencia del poder


Twitter@EnriqueKrauze
Yo no sé si ustedes se den cuenta la degradación intelectual que se percibe en la Red. Para algunos, el Twitter se ha vuelto un mingitorio.
3:31 pm - 3 jul 12 vía web


  Son las palabras de EnriqueKrauze, en una herramienta de las redes sociales que aún no llega a tomar su real alcance en México debido entre otras cosas, por la falta de acceso y conocimiento de ‏@Twitter para muchos. Sus palabras dejan entrever, al ensayista nacido en la plenitud del régimen. Ese régimen donde estaban acostumbrados a llevar la voz cantante, y la prole a obedecer, a no cuestionar, a no pensar, a no exigir. Ensayista que ha vivido bajo la sombra de uno de los “grandes” intelectuales que ha dado México como lo fue el señor Octavio Paz (Multicitada revista Vuelta). Trato de entenderlo. Tomo en cuenta también su edad, 65 años, y sea la irritabilidad natural de la misma. En fin, se nota en las líneas, quizá algunos piensen que exagero, su arrogancia (“degradación intelectual”). ¿Por qué ese deseo de algunos “personajes” de la vida pública por pertenecer a una *red SOCIAL cuando poseen su propios medios como revistas y programas? Sólo le falta que nos diga qué sí, qué no y cómo escribir. Al leer su libro Redentores, también entiendo su catarsis en la escritura, algo así como: su encuentro con la sombra. La descripción sobre Gabriel García Márquez, uno entiende la frustración que debe sentir quien jamás llegará a las alturas del escritor, novelista, cuentista, guionista y periodista colombiano.

Les comparto un fragmento “Sobre la desobediencia” de Erich Fromm:
- ¿Por qué se inclina tanto el hombre a obedecer y por qué le es tan difícil desobedecer? Mientras obedezco al poder del Estado, de la Iglesia o de la opinión pública, me siento seguro y protegido. En verdad, poco importa cuál es el poder al que obedezco. Es siempre una institución, u hombres, que utilizan de una u otra manera la fuerza y que pretenden fraudulentamente poseer la omnisciencia y la omnipotencia. Mi obediencia me hace participar del poder que reverencio, y por ello me siento fuerte. No puedo cometer errores, pues ese poder decide por mí; no puedo estar solo, porque él me vigila; no puedo cometer pecados, porque él no me permite hacerlo, y aunque los cometa, el castigo es sólo el modo de volver al poder omnímodo-.

El ensayista señala en su cuenta de Twitter que este medio se ha vuelto “la Santa Inquisición” y me recuerda a mi tía Chona: El que la piensa la usa.
                  
                                                                                                                                  Elan Aguilar      

 *redes sociales