lunes, 16 de julio de 2012

PODEMOS ESCOGER


La vida no es un callejón sin salida,
la vida no es algo que hay que soportar,
la vida no es algo que hay que conquistar.
YosoyYo


   Sin tener claro por dónde iniciar, empezaré por decir que con esto quiero cerrar un capitulo, el de las elecciones y dedicar mi mejor esfuerzo a lo que a mí atañe como un ciudadano común y corriente, un ciudadano más: familia, trabajo y tratar de ser mejor. Yo fui una persona que antepuso las circunstancias, las personas, las instituciones para poder encontrar una mejor manera de vivir. Culpé a ellas de las injusticias sociales, políticas, económicas, de justicia que padece mi país y hasta llegué a pensar que cualquier otra parte del mundo era mejor para vivir que éste, hasta que llegó el internet y las redes sociales, que me permitieron abrir los ojos y ver que estos males que nos aquejan no son exclusivos de México y sí generales, en todas partes se escucha el descontento, las injusticias, el abuso, la doble moral, el control de los medios, etc. Hoy, sin exagerar, me siento afortunado de ser mexicano. Gracias a Vicente Fox, pude dejar de lado esa mortal y enfermiza idea de que una persona, un hombre, en caso de Vicente (parafraseando) un  ser humano que podía llevar al país a un mejor stádium. Entiendo por tal motivo a los jóvenes (que al igual que yo no pertenecen al presupuesto) su descontento. ¿Qué pudimos haber estado mejor sí hubiera ganado hace 24 años fulano o perengano? Yo también creo que si mi abuelita hubiera tenido alas hubiera volado. (Con respeto abuelita)
Y no importa la edad, el dinero o la posición social que se tenga para no darse cuenta que el bienestar social o grupal empieza por mí, mí bienestar, cuando me acepto por entero con mi lado negativo, entonces puedo ser íntegro. Mientras no aceptamos nuestro lado negativo lo seguiremos proyectando en otros, llámense políticos, los lectores de noticias en televisión, “intelectuales” (entre comillas, porque los verdaderos intelectuales ya han trascendido esta parte y se dan generosamente y en sus vidas jamás encuentran enfrentamiento ni agravio, pongo de ejemplo a Carlos Monsiváis), dirigentes, figuras públicas, empresarios, religiosos y usted agregue.
  Difícilmente podremos percibir directamente el dominio oculto de nuestro lado negativo u oscuro, sólo podemos verla indirectamente a través de los rasgos y las acciones de los demás, y aun así somos inconscientes del hecho: cuando nuestros sentimientos de admiración o rechazo ante una determinada cualidad de un individuo o grupo es desproporcionada.
Hoy los beneficios que aparente nos dan las redes sociales, traen también consigo un alud de nuestras proyecciones del lado inconsciente, aquel que no nos agrada de nosotros mismos, que no hemos terminado por aceptar, y tropezamos cara a cara con los aspectos más nefastos de la naturaleza humana: noticieros de televisión tendenciosos, políticos taimados, entidades financieras que usurpan las ganancias, entes que corrompen al sistema judicial, empresas que polucionan el mundo y sus océanos y envenenan nuestros alimentos, el espantoso fanatismo en cualquiera de sus formas y los criminales de cuello blanco.  Es nuestra actualidad y no hay modo de eludirla. Pero si, aceptando nuestra parte, lo que está en nuestro alcance, en nosotros ¿Qué me dicen mis actitudes de envidia, orgullo, pereza o avaricia por mencionar algunos? No pretendo ni es mi intención decir que sea la solución a nuestros males. Pero sí creo que empezando por aceptar nuestra propia “sombra” podremos aportar un mejor devenir.
Les agradezco a todos, y les deseo que puedan encontrar la gracia de seguir viviendo para mejores fines. Les comparto las palabras del doctor Ronald David Laing que describió puntual el reflejo de la negación de la mente:

El rango de lo que pensamos y hacemos
está limitado por aquello de lo que no nos damos cuenta.
y es precisamente el hecho de no darnos cuenta
de que no nos damos cuenta
lo que impide
que podamos hacer algo
por cambiarlo.
hasta que nos demos cuenta
de que no nos damos cuenta
seguirá moldeando nuestro pensamiento y nuestra acción.  

Elan Aguilar